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nuestra historia

En el 2013 un grupo de amistades se unieron con la visión de desarrollar oportunidades vivenciales para jóvenes en Puerto Rico. Buscamos crear un espacio intencional donde la vida en comunidad nos permita vivir de forma autosuficiente y en armonía con la naturaleza. 

En el 2014, nuestro espacio se materializó en la finca Otero, donde llevamos a cabo el campamento ecológico vivencial piloto de 8 días con 14 participantes. Desde estos inicios, hemos compartido con jóvenes las prácticas de agroecología y construcción alternativa, las sensibilidades de artes creativas, a la par con destrezas de autoconocimiento y liderazgo.

A partir del 2016, a medida que desarrollamos las siembras e infraestructura, pudimos expandir nuestros ofrecimientos educativos a más grupos escolares y comunitarios a través del año.

En el 2017, vivimos el impacto físico e emocional del Huracán María. Esta experiencia expuso los retos y las necesidades de las personas y fincas a nuestro al rededor. Vimos florecer una red de solidaridad entre la gente y su compromiso con la tierra. 

Tomamos un tiempo para apoyar a vecinos, recuperar la finca y organizar nuestras prioridades e intensiones. Gracias al apoyo de muchas personas e iniciativas, entramos en ritmo. 

 

Armados de nuevas energías, herramientas y prácticas, en el 2018 nos unimos a la organización HASER, Inc. mediante su programa de auspicio fiscal.  Desde entonces, hemos trabajado incansablemente para ofrecer experiencia educativas transformadoras de calidad a futuras generaciones. 

Gracias a todas las personas, grupos, organizaciones e iniciativas que nos han apoyado a través de los años. Como el Tabonuco, bajo la tierra se enlazan nuestras raíces que nos hacen más fuertes.

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